25 de febrero de
2017. Fallece Pablo Ráez. Tras ver la noticia, en televisión corro a contárselo
a mi madre, de quien brotan lágrimas de los ojos. “Mamá, como decía Pablo,
siempre fuertes”.
Es duro escuchar
de nuevo cómo alguien muere por la misma maldita enfermedad, cuando has tratado
con ella de cerca. Y fijaros cómo llega la historia de Pablo, que conmueve a
infinidad de personas, y, sin embargo, ¡quién lo diría!, quién la padeció gritaba
feliz que siempre sería fuerte, y así falleció, y así vivió. Siempre siendo
fuerte.
En sus mensajes,
siempre insistía, además, en que no es peligroso donar médula. "Rellenas
un formulario, te extraen sangre y ven si estas apto para donar",
aseguraba en las redes sociales, en las que sus palabras eran siempre de
esperanza, apuntando que esta vez "he perdido el miedo, he perdido el
miedo a estar aquí, a morirme, a sufrir, a todo".
Y es que, él tuvo la
voluntad, la fuerza, la valentía, de no rendirse nunca, de no dejarse hundir,
de no temerle a la muerte, como él decía también: “la muerte forma
parte de la vida por lo que no hay que temerla sino amarla”.
Pero sabemos que,
como Pablo, hay infinidad de Pablos, muchos Pablos que no se oyen pero que
están, que existen, que son nuevos en esto, que luchan, que decaen, o que se
van.
Por ello, la sociedad,
tenemos que concienciarnos, que ser solidarios, porque ayer fue Pablo, pero
diariamente hay Pablos, y mañana tú o alguien cercano a ti, puede ser Pablo,
por lo que no debemos de esperar a encontrarnos con uno, podemos salvarle la
vida a cualquiera desde ya, desde ahora.
Pablo Raez, con su
historia, nos aportó dos grandes cosas: una, que aumentaran las donaciones de
médula en España, con en torno a 340.000 donantes de médula en 2017, según el Ministerio
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, quedando así las listas:
Con Andalucía
encabezando la lista, comunidad autónoma donde residía.
Y por otro lado, nos aportó
auténticas lecciones de vida, reflejos de su lucha, de su superación, de su
aceptación de que la vida es un regalo, y que a cada uno nos toca vivirla de
una manera y que hay que aprovecharla, por eso, no debemos tirar la toalla ante
ningún problema, porque nada es imposible en esta vida, excepto la muerte, por
eso, mientras vivas, VIVE.
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